El arrendamiento financiero constituye una operación más que ofrecen las Sofomes en México, además de ser una una opción para los emprendedores, empresarios, comerciantes y el público en general, ya que a través de este, pueden utilizar y en su caso adquirir computadoras, maquinaria, muebles de oficina, automóviles o cualquier otro bien necesario para su actividad diaria.
En México podemos encontrar dos tipos de arrendamiento, el primero es el arrendamiento puro o “leasing” y el segundo el arrendamiento financiero, en el cual nos centraremos en este artículo. El arrendamiento puro se utiliza mayormente para la renta de una casa, departamento o local comercial, en cambio, el arrendamiento financiero, es principalmente utilizado para el uso de vehículos, transporte, maquinaria y artículos de oficina, es decir, está especialmente enfocado a la actividad comercial y de negocios.
Una de las diferencias que existe entre el arrendamiento puro o “leasing” y el arrendamiento financiero, es que en el primero, la compra del bien arrendado no es negociable dentro del mismo contrato, por el contrario, en el arrendamiento financiero, la compra del bien arrendado se puede negociar dentro del contrato respectivo.
Antes de celebrar una operación de arrendamiento financiero es importante que sepas lo siguiente:
El arrendador es el propietario del bien que se va arrendar y quien le da el uso al arrendatario, quien es la persona que lo utiliza y paga una renta al arrendador.
El plazo del arrendamiento es forzoso, es decir, si alguna de las partes no lo cumple, será acreedor a una pena convencional, por ejemplo, el pago de una cantidad de dinero por incumplimiento.
El pago del arrendamiento se hará en pagos periódicos, ya sea semanales, quincenales o mensuales.
En caso de que se pacte en el contrato respectivo el arrendatario deberá:
a) Conservar el bien arrendado en el estado que permita su uso normal.
b) Dar el mantenimiento necesario al bien arrendado.
c) Adquirir las refacciones necesarias para el mantenimiento del bien arrendado.
El arrendador deberá usar el bien arrendado únicamente para el uso convenido, siendo responsable por los daños ocasionados al bien o a un tercero.
En caso de que se pacte en el contrato respectivo, el arrendatario deberá de contratar un seguro para cubrir cualquier siniestro que le pueda pasar al bien arrendado.
La inversión inicial del arrendador es mucho menor que la que haría al momento de comprar directamente el bien.
El tratamiento fiscal de la operación tiene un tratamiento especial que puede ser utilizado en beneficio del arrendador y arrendatario.
Además de lo anterior, es importante que sepas qué pasará una vez que el plazo del arrendamiento financiero ha terminado:
a) El arrendatario puede comprar el bien arrendado a un precio inferior al valor de adquisición, es decir, el precio que pagó el arrendador por él.
b) Prorrogar el plazo del arrendamiento para que el arrendatario continúe con el uso del bien, pagando una renta inferior a la que estaba pagando.
c) Vender el bien arrendado a un tercero y el precio de la venta dividirlo entre el arrendador y el arrendatario.
Por todo lo anterior, esta figura representa una opción más que te permite explotar tu actividad comercial y así obtener ganancias, por ejemplo, una persona o empresa que se dedica a hacer computadoras, necesita maquinaria para ensamblar las piezas, por lo que acude con una Sofom para que esta adquiera las máquinas que necesita el comerciante y le conceda el uso de las mismas durante 3 años, en este plazo el comerciante podrá ensamblar y vender sus computadoras, de cuyas ganancias una parte será para pagarle a la Sofom, con la oportunidad de poder comprar las máquinas al final del plazo del arrendamiento y seguir generando ganancias con las mismas.
Recuerda que la última decisión la tomas tú, pero es importante que cada decisión que tomes sea informada y siempre evalúa las ventajas y desventajas antes de contratar un producto o servicio financiero.
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